Nueve de cada diez gafas comercializadas en bazares y mercadillos no cumple la normativa europea de calidad vigente.
Las utilización de este tipo de productos puede producir lesiones oculares como cataratas, queratitis, ptegirion o degeneración macular, una afección visual que es la causa más común de ceguera por encima de los 50 años en los países occidentales.
Cuatro de cada diez gafas de sol que se vendieron en España en el año 2010 se comercializaron en canales donde no se aplican los criterios de control de calidad y seguridad óptica del producto, como el 'top manta' y los mercadillos, según datos del Libro Blanco de la Visión en España.
El impacto de la comercialización de este tipo de productos que no se someten a los controles sanitarios oportunos es doble: económico y para la salud visual. Desde el punto de vista económico, en 2010, las ventas de gafas de sol en ópticas descendieron un 7% hasta los 324,5 millones de euros, un 50,7% del total. “Este segmento se ha visto afectado fundamentalmente por la comercialización fraudulenta de gafas de sol en el ‘top manta’ y los mercadillos, que ya supone más de 11,1 millones de unidades al año”, afirma Ramón Noguera, director general de Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (Fedao).
A la repercusión en la industria óptica hay que añadir el riesgo que supone para la salud visual de los consumidores la utilización de gafas de sol no homologadas.
“La utilización de gafas de sol adquiridas en canales donde no se cumple con los requisitos de calidad y seguridad exigidos puede producir lesiones oculares como cataratas, queratitis, ptegirion o degeneración macular, una afección visual que es la causa más común de ceguera por encima de los 50 años en los países occidentales. Estos daños se pueden evitar sólo con los filtros de protección adecuados en gafas de sol de calidad óptica sin aberraciones ni distorsiones."
“Las enfermedades oculares ocasionadas por el sol pueden tardar muchos años en manifestarse ya que los efectos de los rayos ultravioleta son acumulativos. En este sentido, para una prevención eficaz, es indispensable la elección de unas gafas de calidad, que pueden llegar a filtrar hasta el 100% de las radiaciones, minimizando los riesgos de padecer cualquier trastorno ocular asociado a una protección inadecuada”, añade Marisol García Rubio, directora del Centro de Optometría Internacional.
Un cristal oscuro no implica protección visual
Según el estudio Calidad óptica de gafas y filtros de protección solar comercializados en establecimientos no sanitarios, elaborado por el Grupo Neuro-computación y Neuro-robótica de la Universidad Complutense de Madrid, el 90% de las gafas de sol vendidas en bazares y mercadillos no cumple con la normativa europea vigente. Los índices de protección frente a la radiación ultravioleta, la ausencia de defectos ópticos en su fabricación, su nivel de protección contra impactos o el uso que se le va a dar a la gafa deben ser factores fundamentales en los que basar la decisión de compra, además de criterios meramente estéticos.
Otras de las conclusiones derivadas de este informe son que entre el 40% y el 50% de las gafas de sol comercializadas en establecimientos no sanitarios presentaba defectos ópticos como borrosidad y el 57% de ellas mostraba aberraciones prismáticas que producen imágenes deformadas sutilmente que con su uso provocarán dolor de cabeza, fatiga e inseguridad visual y en un futuro otras alteraciones visuales. Así, el hecho de que las lentes de la gafa adquirida tengan un tinte oscuro, no implica que vayan a cumplir con sus funciones: la protección frente a la radiación ultravioleta y el cuidado de la salud visual.
El ahorro produce daños irreversibles a los ojos
El 31% de los usuarios que decidieron renovar sus gafas de sol tomaron la decisión por motivos estéticos, según datos del Libro Blanco de la Visión en España. La moda, por tanto, sigue ejerciendo una gran influencia en la compra. No obstante, el precio parece primar sobre otros factores más decisivos para el usuario como debe ser la prevención visual. Mientras que el precio medio pagado por una gafa de sol en una óptica se sitúa en 66,47 euros, el de este mercado en España desciende hasta los 22,46 euros, puesto que también se incluyen el ‘top manta’ y los mercadillos donde no se garantiza la calidad del producto.
“La mala calidad del producto procedente de estos canales afecta tanto a la óptica de las lentes, que puede derivar en una pérdida de calidad de visión del consumidor, como a la montura, que generalmente suele acabar en una óptica para su arreglo. El óptico, además, está obligado a informar al consumidor sobre el uso que debe dar al producto que adquiere, una información que los vendedores del ‘top manta’ no proporcionan”.